Para la primera sesión proponíamos escribir un relato de no más de una página sobre cada persona, a modo de presentación.
PRESENTACIÓN MATUTINA
Se despertó cuando el último de los rayos del sol iluminó el cielo, que ya se quebraba en dos mitades por el denso rubor de la aurora. Estaba incómodo. Revuelto en su lecho de espumas, un ambiente frío y seco le cortaba la cara descubierta.
Tenía frío.
Se levantó con lentitud y sintió el crujido de sus dedos, sus protestas al verse obligados a ponerse en marcha,. una vez más...
Se arrastró hasta el espejo y se observó en él. Éste, como al lisa superficie del agua, le devolvío la ojerosa imagen de un chico de no más de dieciséis años, no muy alto ni muy delgado, de pelo cobrizo ligeramente ondulado y ojos castaños. Sonrió. Las sonrisas, pensaba, podían cambiar el mundo. ¿Por qué no sonreír? ¿Por qué estar serios cuando podemos obsequiar al mundo con una sonrisa? La sonrisa es una entrada al alma, un saludo cariñoso, una mano amiga,
Miró al habitación. Encendió al radio, esperando encontrar en ella la droga que lo mantenía con vida. Sonrió. Estaba sonando The edge of glory. Su canción favorita. El ritmo de la vida y de la muerte.
Se vistió mientras la cantaba. La música era, desde hacía muchos años, lo único que lo obligaba a levantarse todos los días por las mañanas. Ya fuera escuchándola, haciéndola o escribiéndola, lo cierto es que disfrutaba enormemente arrancándole sonidos al piano que tan celosamente guardaba. Perderse entre sus teclas, saborear la armonía de sus tonos y silencios era algo que el gustaba tanto como leer.
Leer, otra parte de sus ser. Era un férreo defensor de la Literatura Juvenil, y, más específicamente, de la Fantasía. Disfrutaba creando mundos fantásticos donde todo era posible, jugando con su geografía, ejerciendo su derecho a lo que él consideraba el valor mas importante del mundo: la libertad. Libertad para elegir, para crear, para soñar. En una sociedad opresora, ¿qué mejor manera que escribir para ser libre? Con un lápiz y un papel podía ser el bueno, el malo, el acosador o el acosado, el gobernador o el gobernado, el asesino o el asesinado.
Un escalofrío recorrió su médula espinal cuando la tela de su camiseta recorrió su piel, erizándosela. De pronto, recordó el motivo por el que ayer había dejado esa extraña nota encima de la mesa. En ella ponía: ''Boli, papel y típex''.
Carlos.
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